La Danza Contemporánea Independiente - Dos Décadas
Vestigios del Porvenir
Elizabeth Nochebuena Lara
Tomado del Artículo “Dos décadas y una visión” de Patricia Cardona.
Para conocer la danza de nuestros días, considero que es fundamental hablar del periodo histórico que comprende este trabajo de documentación acerca de la danza contemporánea independiente, para con ello poder acercarnos a este fenómeno en su contexto y conocer el desarrollo de la danza de nuestro país desde las décadas pasadas y entender que su desarrollo se da en ciclos que evolucionan y se nutren uno del otro.
En la década de los 70, fue fundamental la exploración de técnicas para encontrar nuevos lenguajes de expresión, fue la década en que se conocieron las técnicas de Alwin Nikolais, Merce Cunningam, el estilo de Louis Falco y de Martha Graham.
Fueron estos los años en los que Ballet Nacional y Ballet Independiente se consolidan como 2 Compañías subsidiadas por el estado y hacia finales de la década Ballet Independiente se divide en dos fracciones antagónicas, surgiendo así Ballet Teatro del Espacio.
Pero lo más interesante se gestó en el ámbito independiente. Surgen los grupos independientes, el primero de ellos Expansión 7, cuyos principals integrantes fueron Miguel Ángel Palmeros, Valentina Castro y Héctor Chávez, seguidos de Mórula, Alternativa, Danza Espacios, Arsaedis y Danza Libre Universitaria, y a la vanguardia de todos ellos, Forion Ensamble, en ideas, estética, organización y en la audancia de las propuestas temáticas de sus integrantes: Jorge Domínguez, Lidya y Rosa Romero, Eva Zapfe, Graciela Henríquez y Gregorio Fritz.
También en los 70´s, Lin Durán creó y dirigió el Centro Superior de Coreografía CESUCO, patrocinado por el Fonapas (Fondo Nacional para las Actividades Sociales) con el objetivo de formar coreógrafos mexicanos, evitar que fueran autodidactas y que el estudio profundo de las técnicas fortaleciera la calidad profesional de los bailarines.
En el año de 1980, la Universidad Autónoma Metropolitana organizó el Primer Premio Nacional de Danza. El nacimiento de la UAM, hace 30 años, obedece a una necesidad del país: la juventud necesitaba opciones y el Premio de Danza, instituido a unos cuantos años de la fundación de la Universidad, obedecía a esta obligación impuesta por la misma. El Primer Premio Nacional de Danza INBA-UAM fue un inusitado aliento para los jóvenes coreógrafos de México. Todo esto en l980, dibujaba un horizonte esperanzador y daba pie a un rompimiento generacional que se definiría, en México, como el movimiento de danza más explosivo del siglo.
En los 80’s muchos eran los bailarines jóvenes egresados de las escuelas del INBA y pocas las fuentes de empleo, las tres compañías subsidiadas eran insuficientes para satisfacer estas demandas. Pero nada detendría a estos jóvenes que poblaban las escuelas de danza. ¿No hay fuentes de trabajo? ¡Pues las inventamos! decían.
Esta fue una década de efervescencia, de angustia, de grandes intuiciones, de ilimitada creación en medio de la mayor precariedad, en un contexto de crisis económica e inflación galopante, recrudecida tras el sismo de 1985. Este marco se convertiría en un elemento provocador.
La danza le dio voz a la irreverencia, al movimiento orgánico, a la denuncia y a la postura crítica frente a la situación social del país. Había un sentido total de gremio, que se cristalizó en la organización. DAMAC, (Danza Mexicana AC) encabezada por Tania Álvarez.
Los grupos que surgieron entonces: Barro Rojo, Contradanza, U.X Onodanza, Metrópolis-Utopía, A la Vuelta o Asaltodiario y muchos otros más, comprendieron que el Estado no podía ser el único promotor de la danza, que había que motivar al espectador a participar en el suceso dancístico, se recurre a la danza callejera, organizados fuera de los lugares consagrados, se conquistó la calle, las plazas e incluso, los campamentos de damnificados del sismo del 85.
A través de DAMAC se organizan los Encuentros Callejeros y El Día Internacional de la Danza. También en los 80, el esfuerzo de Lila López por abrir nuevos espacios para la danza mexicana se concreta con la creación del Festival de San Luis Potosí.
Y en el Distrito Federal en 1989 se creó el Gran Festival de la Ciudad de México, que reconoció a una generación de creadores y apoyó a los grupos independientes más sólidos: Cuerpo Mutable, Compañía Romero-Domínguez, Metrópolis-Utopía, Antares, Barro Rojo, Teatro del Cuerpo, Ballet Danza Estudio, En Movimiento, En Dos Partes, Ballet Jazz Mex, Púrpura, Contempodanza, Contradanza y U X Onodanza. En Xalapa el Grupo Módulo dirigido por Alejandro Schwartz, en la Cd. De Monterrey, los grupos Danza Contemporánea En Concierto, Ballet Impulso, Origen, Danza Teatro Mexicano de Valentina Castro y Arte Móvil-Danza Clan, en San Luis Potosí el Ballet Provincial, Núcleo Danza y Aquo Danza.
Sucesores de un fuerte movimiento de danza independiente –sin subsidios gubernamentales- que caracterizó los años setenta y ochenta, en los noventa aparecieron en México grupos como: Delfos Danza Contemporánea, La Cebra. Danza Gay, Alicia Sánchez y Cía. Teatro de Movimiento. En Dos Partes, Tiempo de Bailar-Proyecto Ensamble, Onírico, Quiatora Monorriel, Producciones La Manga, Aksenti Danza Contemporánea, Humanicorp, Mezquite Danza Contemporánea y Bajo Luz, entre otros.
Actualmente y pese a las condiciones actuales del país, estos artistas han logrado trascender fronteras y convertirse en figuras de talla internacional que participan en los principales festivales del mundo.
Es así que este proyecto brinda la posibilidad de construir una memoria de la danza contemporánea mexicana, que perdure a través de las generaciones, es un desafío al olvido, y es también un homenaje a todos aquellos -bailarines, coreógrafos, fotógrafos, iluminadores, vestuaristas, escenógrafos, periodistas, críticos de danza, videoastas, colaboradores-, que han dedicado su corazón y parte de su vida a la más efímera de las artes y que son parte de esta historia.